julio 5, 2024
Este potente relato erótico, casi en las fronteras de las historias porno, es el bautizo perfecto para el comienzo de mi Blog, habrá SQUIRTING, y quien sabe si algo más…
Después de chatear hasta mojar mis bragas, decidí darle mi número de teléfono. Cuando me llamó, su voz profunda con acento italiano me sumergió en una apabullante excitación líquida. Después me pregunte: Si esto es lo que noto con su voz, ¿qué podría llegar a sentir con su cuerpo?.
Quedamos en vernos el viernes, y tal como acordaros seria él, el que esa noche me cocinaría su pasta más celebrada y luego me llevaría en su coche a un evento que tenía en un bar del centro.
Con una puntualidad londinense, a las ocho sonó el telefonillo. Estaba secando mi cabello, que aún, escurría un poco de agua y ya vestida de negro, trepaba en unos tacones stilettos morados con un lazo rosa, que resaltaban mi anatomía curvy.
A su entrada. me saludó con dos besos que me hicieron sentir tan excitada que pensé, no tenía tiempo que perder. El me pregunto, donde estaba la cocina y mientras intente indicarle, ya se dirigía a ella, el sonido que emitía el sacar de las ollas, auspiciaba prestancia y manejo al cocinar. Mientras aquella voz, me pidió que terminara de arreglarme, desde el baño se apreciaba que lo que estaba cocinando comenzaba a oler estupendamente bien. Yo lo espiaba, al tiempo que secaba mi larguísimo cabello con el secador. Me llamó la atención la redondez de su trasero y la manera de abrir los cajones de la cocina con una naturalidad sorprendente.
Me dirigí sinuosa a la mesa–¡Qué guapa estás! –me dijo al verme ya sentada frente al plato.
Los dos aún desconocidos disfrutamos de una deliciosa mezcla de pasta con almendras trituradas y una salsa roja que subió la temperatura de nuestras pieles, la mía sudaba a gotitas por la nariz. Para rebajar el calor bebimos agua con gas, así yo me iría excitada, pero sobria, a la noche de autores que sorprendían a micrófono con sus propias historias y es a donde nos dirigíamos al finalizar la cena.
–¿Qué vas a leer esta noche?
–Un monólogo sobre, cómo ligar por Internet durante tres meses con nefastos resultados.
–Vas a tener que cambiar el nombre de tu monógolo después de conocerme a mí –me dijo.
Al acabar la cena, nos fuimos en su coche de marca y aroma italiano. Hasta el lugar donde nos encontraríamos con mis amigos y algunos compañeros del trabajo, quienes me esperaban ansiosos por verme subir la adrenalina del bar.
Desde hace años saben que, con un micrófono en la mano, me crezco, y paso de ser una chica mona a una mujer tremendamente sexy. Así que mi actuación se la dedique a él, devorándole desde el escenario. Tras finalizar esta, me esperaba junto al escenario con una copa vino, y fue en ese instante, cuando empezó su carrera por conquistarme, porque el ya estaba conquistado.
–Vamos a bailar –dijo el al terminar su copa.
Juntos bailábamos con mis incombustibles amigos, los mismos que saben que soy una mujer de cuidado, capaz de encandilar a quien desee. Con el soniquete, mi cabeza y mi cuerpo se volvieron elásticos y baile y brinde sin preguntar a nadie. Toda yo me muevo y me transformo en una diosa de agua. Me pinto los labios rojos sin espejo, y eso a él le hace entrar en combustión. Su camisa blanca inmaculada, resbala sobre su pantalón disimulando su enorme erección.
El primer beso llego como todo esa noche, sin preguntar. Así vamos pegando los cuerpos en una danza sin freno, en medio de un bar que, truena a flamenco y bulería.
Habrá que irse, que van a cerrar – dicen los porteros del sitio.
Mis amigos paran y se suben en un taxi con sonrisa suspicaz.
–¿Te vas con él a su casa o a la tuya? –pregunta uno, mientras subo al coche del italiano disimuladamente, no hizo falta, ni una pregunta más.
Al sentarme a su lado, solo nos miramos, al tiempo que atrape entre mis muslos esa mano libre, mientras conducia hasta mi casa, me vuelvo a mojar las bragas. De la mano entramos en casa y me lleva al dormitorio. A la velocidad de la cocina italiana, la ropa vuela con la musicalidad con la que antes volaban sus besos.
Recuerdo que en el chat él me preguntó si sabía lo que era el squirting. Después de dudar un poco, le escribi: yo te enseñaré lo que es disfrutar con un manantial de gozo y jamás olvidarás lo que es un squirt.
Cuando lo vi desnudo presencie lo mejor, una erección espectacular, con un diámetro que jamás he visto. Su voz gruesa, y su miembro aún más.
¿Qué pasará cuando todo el, entre en mi templo mojado? Se pregunte cerrando mis ojos de gata.
Al abrirlos, vi una piel morena y velluda, donde cada poro canta una oda a lo masculino.
Las primeras embestidas me hacen gemir, él se entrega a una cópula extraordinaria porque se lubrica como nunca, para extenderse y ajustarse a mi como amante. Me pone en cuadrupedia y me besa sin parar. Me embiste más fuerte y por mis muslos comienzan a escurrir las primeras gotas de mi ansiada eyaculación.
–¿Te estás corriendo? –pregunta anonadado con su inconfundible acento–. Nunca he visto salir agua de una mujer de esta forma –me dice cuando quiero ponerse sobre él.
Se que esta postura tiene su peligro, porque puedo empezar a mojar la cama y transformarla en un parque acuático.
Me coloco cuidadosamente sobre él, pensando que algo tan grande tiene que tomarse el tiempo de entrar en mi vagina.
Así empieza el viaje para mi, subo y baja acariciando por dentro todo su miembro en un baile nuevo. Siento como algo enorme y hermoso en su interior, algo me puede hacer desmayar de placer, así que el ritmo de mi compás es lento. Me acerca a su cara para lamer mis pezones, duros como gominolas rosas, y algo en mi me excita aún más. Su lengua y su saliva activan mi cuerpo y mis ojos se tornan blancos. Con cada lengüetazo va subiendo mi excitación, al ver su miembro curvo, ideal para que se repita tantas veces con el, hasta que el orgasmo me haga estallar. Siento que mi caudal femenino expulsará el poderoso miembro de mi amante. Y es esa la idea, que más cachonda la pone.
–¡Métela de nuevo! –le pido.
Él obedece y empieza a ver que no es necesario introducir los dedos, que el tutorial de squirting digital no hará falta. Conmigo, el orgasmo líquido surge de la penetración.
Respiro con más fuerza en cada embestida. Succiona cada centímetro de él. Mi coñito sabe apretar. Practico a diario con sus bolas chinas y, cuando ando medita en placer, conoce su cuerpo a la perfección. De masturbarme con los espasmos, empiezo a pensar en la salida del líquido blanco. Con unos meneos lentos, invoco al semen de mi amante, y siento el recorrido desde sus testículos, duros, hasta el final de su largo y férreo miembro. Intuyo que él no podrá resistir una contracción más. Lo se, siento que ha subido porque mi danza de invocación no falla. Se que saldrá. ¿Caerá en el suelo o en mi espalda? Al pensar que se aproxima el ansiado néctar a mi vagina me entran ganas de correrme, y entonces, el agua suena desde dentro, el estallido se acerca. De forma abrupta, el miembro es expulsado, y un manantial ardiente empieza a mojarlo todo. Suena como un grifo a toda presión mientras jadeo, y esta visión líquida, que llega con el rayo de la luna llena que se cuela por la ventana, le hace brotar a él un chorro de esperma, que termina uniéndose al manjar de los dioses, y que a borbotones, salió de mi.
Te dije que te enseñaría lo que es hacer un squirting, susurre con los pies empapados por el charco de ambos.
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